Aquel día salí al patio y para mi asombro, la higuera había brotado sorprendentemente rápido.
Si me preguntan porque este mes es tan importante, mi respuesta es simple: un día de septiembre descubrí que no es en vano soñar, e ilusionarse. No es en vano mantener las esperanzas. Pensar que mañana va a ser un día mejor que hoy, no es inútil... Aprendí un día de septiembre, que todo está más cerca de lo que creíamos, todo esta mucho mejor que antes. El frío invernal se pudo haber salido con la suya, (fue cruel, en exceso) . Pero los cambios de tiempo ya están acá para remover el hielo, la escarcha y el frío.
Septiembre me enseñó a recuperar toda la felicidad perdida, como las plantas que perdieron hasta la última hoja, y sin embargo florecen más perfumadas, coloridas y radiantes que nunca.
"Porque soy cómo el árbol, talado que retoño... ¡Y aún tengo la vida!"